jueves, 14 de julio de 2016

Admirada Wang Putao


La novena viuda es la primera novela china que tengo el gusto de leer. Su autora es Geling Yan y los acontecimientos históricos que marcan las vidas de los personajes se corresponden en parte con los vividos por la autora. La invasión japonesa de China, la revolución comunista, la guerra contra Corea y la liberalización económica son los momentos narrados que el lector va conociendo desde  Shitun, una aldea campesina.



La novena viuda presenta un elenco de caracteres humanos interesantes, y a la protagonista, Wang Putao, le pertenece la personalidad más atractiva. El lector conoce a Putao a partir de sus siete años, única superviviente de su familia tras la inundación del Río Amarillo, cuando es comprada por dos sacos de harina por el terrateniente del lugar, Sun Huaiqing. Desde muy joven muestra habilidad para aprender las tareas de la hacienda, es obediente pero su actitud no es servil, es testaruda porque tiene criterio propio. Las circunstancias en las que se queda viuda en la adolescencia del menor de los hijos de Sun Huaiqing muestran tempranamente un rasgo sobresaliente de Putao, el coraje de hacer lo que considera justo. Su suegro, al que considera su padre, confía en ella porque lleva con eficiencia los asuntos relacionados con la hacienda. Hay un pasaje muy simpático que revela el genio y carácter de Putao: estando ella atiendendo en la tienda, llega un militar que le pide unos cigarrillos sueltos, Putao le dice que sólo vende cajetillas. Ante la insistencia del soldado, le rompe un trozo de billete y le da los cigarrillos sueltos.

Las cuestiones que más vivamente me ha planteado este relato son acerca de nuestra naturaleza moral, de si es posible aprender a ser moral o a deliberar con propiedad en cada caso. Son preguntas que obviamente no voy a responder, sólo voy a contar por qué la novela me sugiere esas cuestiones: ¿es posible adquirir el valor de enfrentarse en soledad a situaciones injustas cuando todos los demás se someten? En circunstancias normales respondemos con buen criterio pero puede que no tengamos el coraje para hacer lo justo en momentos difíciles; somos capaces de argumentar razonablemente bien cuando nuestra integridad no corre peligro, y argumentamos de manera distinta cuando hay miedo. Pero además podemos auto-engañarnos y no reconocer el miedo y convencernos de que lo que hacemos es lo más prudente.

Putao no tiene formación intelectual, ella es una trabajadora manual, pero posee un criterio moral elevado. Aunque no voy a plantearlo desde ese punto de vista, se podría decir que en términos de Lawrence Kohlberg su estadio moral es el más alto, el último del postconvencional. Como el soldado que se niega a disparar a prisioneros de guerra en la ilustración de Kohlberg sacada de un hecho real, Putao defiende el derecho a la vida, está dispuesta a sacrificar su bienestar para salvar una vida humana. Ni el soldado ni Putao entienden de convenciones, actúan por lo que ellos consideran lo justo, sin vacilación, de una forma natural. 

Cuando la revolución comunista llega a Shitun, Putao es considerada por la brigada del Ejército Popular de Liberación una víctima del sistema opresor de clases. Es presentada por las mujeres de esa brigada como una joven a la que hay que instruir en la conciencia de clase. Putao aprende rápido a leer y a escribir, pero lo que no comprende es eso de "la conciencia de clase", a pesar de la insistencia en mostrarle que ha sido explotada. Es más, tampoco comprende la expresión "Popular de Liberación", Liberación de qué o para qué, se plantea fugazmente. Putao no es dada a la reflexión, lo suyo es la acción: trabajar en el campo, con los animales, en todas las labores de la casa: eso es lo que para ella tiene sentido. Hasta ahora, su experiencia es que siempre hay unas "piernas" que luchan con otras "piernas" y le parece que siempre va a ser así.

Putao se ha encariñado con Sun Shaoyong, el hijo segundo de Sun Huaiqing, él ya es cirujano del ejército y ella le exige que busque una solución para salvar a su padre que ha sido juzgado y arrestado por ser terrateniente. Él le pide a Putao que le diga dónde su padre tiene escondidas las monedas de plata, pero ella se niega a revelarlo, pues prometió no contarlo a nadie. Cuando Sun Shaoyong le dice que si entrega el dinero entonces su padre tiene posibilidad de salvar su vida, e incluso de ser liberado Putao cede, pensando que romperá la promesa por la mejor causa. Lo que ignora ella es que su enamorado ha utilizado las monedas para señalarse como hijo revolucionario de un terrateniente opresor. Cuando la ejecución de su padre está al caer, Putao le pide ayuda. El fragmento siguiente contiene la respuesta de Sun Shaoyong:
"Verás. Nuestro país se ha liberado y ahora es la nación del pueblo trabajador, de aquellos trabajadores que han sufrido y han sido pobres siempre. De cada cien personas, noventa y tres viven en duras condiciones. ¿Te parece justo? No, ¿verdad? - Putao negó con la cabeza-. Nuestro padre ha trabajado duro, ¡más horas al día de las que tiene un día!... Pronto serás la mujer de un médico del ejército de voluntarios. En este ejército todos vienen del campo, son hijos y hermanos de gente pobre que vienen a luchar para acabar con esta injusticia. Esto es la revolución. Yo soy un soldado revolucionario y tú serás la mujer de un médico revolucionario, por eso debes apoyar siempre la revolución, ¿lo entiendes ahora? -Putao abrió la boca lentamente mientras asentía con la cabeza. O sea, que si Sun Shaoyong decía que ella era una revolucionaria, entonces ella era una revolucionaria-, Muy bien Putao -le dijo Sun Shaoyong besándole en la mejilla-. Lo has entendido muy rápido, al fin y al cabo aprendiste a leer y a escribir. Nadie puede salvar a Sun Huaiqing, no puede seguir con vida. -¿Qué estás diciendo? - Es un contrarrevolucionario. -Porque tú digas que es un contrarrevolucionario, ¿ya lo es? -Lo dice el pueblo. - ¿Y qué si fuera un contrarrevolucionario? ¿Acaso ha tirado a algún niño dentro de un pozo? ¿Ha dormido con la mujer de otro? ¿Ha envenenado la comida de alguien? - Ser contrarrevolucionario es un crimen aún mayor.                                              Putao se quedó pensando. Deseaba con todas sus fuerzas apoyar a Sun Shaoyong, entender todas las razones que le daba, pero algo dentro de ella se lo impedía. ¿Había hecho algo tan malo Sun Huaiqing como para que lo mataran? Qué fácil resultaría todo si pudiera verlo con tanta claridad como Sun Shoayong." 


Sun Shaoyong ha estado pensando cómo persuadir a Putao de que no va a hacer nada para evitar la ejecución de su padre. No le puede decir que tiene que seguir demostrando que es un revolucionario y que si su lealtad ya no está en juego, anhela reforzar su prestigio entre los guardianes del ideario comunista. La argumentación de Sun Shaoyong es la siguiente: ellos han vivido en un país de trabajadores que han sufrido por su pobreza, los que luchan contra ella son hermanos y revolucionarios, él es un revolucionario y Putao como su futura esposa también es una revolucionaria. Luego, Sun Huaiqing que ha pertenecido al 7% de personas ricas es un contrarrevolucionario y está justificada su condena a muerte.




Al lector le parecerán chocante al menos tres características del discurso de Sun Shaoyong; en primer lugar, la ausencia de lamentación por lo que le pasa a su padre y más grave todavía el que justifica su condena. Y es extraña la actitud de Putao: el lector no la reconoce en este fragmento. Ella es directa y decidida, pero aquí se presenta dubitativa; no es que dude de su propio deseo, Putao quiere salvar a Sun Huaiqing, pero también quiere comprender a su novio. Además, hay un tercer rasgo que no concuerda con el ideario político de la revolución: la liberación de la mujer en todos los aspectos. Sun Shaoyong no se dirige a Putao como a una mujer adulta e inteligente, sino como a una niña que acaba de instruirse y que debe someterse a lo dicho por su futuro marido.

Respecto del primer aspecto, no es "natural" la actitud de Sun Shaoyong. ¿Cómo es posible que en nombre de unas prescripciones políticas los lazos familiares de afecto queden anulados y sustituidos por una hermandad artificial? En comparación, el comportamiento del antiguo contable de Sun Huaiqing que le tenía aprecio a su patrón nos parece humana, teme por su familia y decide que "actuar contra Sun Huaiqing era una falta menor comparada con ir en contra de la masa". Es una actitud de sometimiento que implica cobardía, el lector tuerce el gesto pero le comprende, pues quiere proteger a los que quiere. Sun Shoayon no se molesta en fingir pesar, si lo hiciese no se convertiría en bueno, pero nos estaría diciendo que sabe que su actuación es mala. Y es tanto más chocante cuanto que es una persona competente en su trabajo médico, que esencialmente consiste en cuidar a los demás. Además, Geling Yan no relata ningún otro comportamiento desleal o malo de Sun Shaoyong, lo que provoca en el lector el sentimiento de que es una persona egoísta, y a la vez anodina desde el punto de vista moral. Puede ser un médico estupendo en el diagnóstico de enfermedades del cuerpo, pero es un necio en cuestiones del alma.

Creo que el fragmento reproducido es el único en la novela en el que Putao se muestra como una mujer aparentemente dócil. Tiene gracia que llegue a ser considerada como campesina ejemplar -porque consigue sacar adelante una buena cantidad de lechones gracias a sus dotes para alimentarlos y cuidarlos- mientras que tiene escondido a su padre. La ironía está en que Putao sí es una heroína, pero no en el sentido de Cai Hupo, la encargada de la instrucción política. Es una heroína porque sobrevive mejor que los demás, porque mantiene protegido y con vida a su anciano padre, porque se atreve a decir lo que piensa, y también por la ausencia de servilismo cuando se presenta algún comisario político. Ella hace sus cosas, lo que tiene que hacer, y no pensando en la comunidad; pero eso no significa que ayuda menos que los demás a sus vecinos, quiere decir más bien que las consignas políticas no calan en su horizonte vital.

He subrayado en cursiva "algo" en el fragmento: dentro de ella, cuenta Geling Yan, algo le impedía comprender los argumentos de Sun Shaoyong. ¿Qué referencia darle a ese algo? Se me ocurre que un sentido innato de la justicia, que se manifiesta en su capacidad para pensar por sí misma y desde su propia experiencia. No consigue Cai Hupo convencer a Putao de que era una esclava de Sun Huaiqing. Y es que Putao no vive mejor ahora que antes ni ve que los otros pasan menos penurias. Los instrumentos para sobrevivir, para superar la larga hambruna, se los debe en gran parte a su padre. Ella considera que él no hizo daño a nadie, que trabajaba y se ocupaba intensamente de su negocio. "Ser contrarrevolucionario" es una opción política, diríamos nosotros, no es ningún crimen piensa Putao. La claridad mental de Putao no depende de ninguna instrucción, su sano juicio es ese "algo" que no se deja corromper por las palabras del que hombre al que ama.

La feminidad de Putao es clara pero sin coquetería. La revolución cultural que incluye también una revolución sexual no da cuenta de la naturalidad de la conducta amorosa de Putao, ella no tiene que demostrar que ha superado unos prejuicios, esos le son extraños. Ella es emocional y sensualmente despierta; su primera boda fue demasiado temprana, pero cuando descubre la sexualidad se deja llevar sin tapujos por su apetito. Su relación con su propio cuerpo y con el del amado sigue el mismo patrón de franqueza que su criterio moral. Sin embargo, lo que llama la atención es el "estilo antirrevolucionario" de Sun Shaoyong respecto de las relaciones entre los dos sexos: según él, Putao tiene que ser revolucionaria porque él, su futuro marido, es revolucionario.

En La novena viuda, la fuerza narrativa de Geling Yan convierte a la protagonista en un modelo ejemplar y singular de valentía. Wang Putao es una mujer sin instrucción y con modales rudos que por una sensibilidad innata pueden llegar a ser extremadamente delicados. Todo lo bueno que hay en ella, su entereza moral y su belleza, le vienen de la naturaleza, gracias a ellas lleva una vida buena; gracias a lo aprendido, consigue sobrevivir.